martes, 17 de julio de 2018

TERTULIA TAURINA EN MONTALVO LA FINCA DEL PIREO 


Ladislao Rodríguez Galán.
Hace bastante tiempo que el matador de toros cordobés Manuel Cano "El Pireo" nos había invitado a su finca "Montalvo" para que viéramos su magnífico salón taurino, donde tiene expuestos los numerosos trofeos que conquistó en su exitosa y espectacular carrera taurina. 


Entre ellos el preciado trofeo "Manolete" logrado en tres ediciones seguidas ( años 1965 -1966 y 1967) y el Escapulario del Señor de los Milagros, de Lima, el máximo galardón de la temporada sudamericana, que solo lo poseen las más grandes figuras del toreo. No podemos olvidar que "El Pireo" alcanzó las más altas cotas de prestigio y popularidad en su época, consiguiendo los trofeos de las más importantes de España, Portugal, Francia e Hispanoamérica.


Manuel ha convertido su finca Montalvo, muy cercana a la ciudad, en un auténtico Santuario Taurino. Entre sus paredes hay mucho arte y muchísima torería y Manuel disfruta contando la historia de las fotografías, los vestíos y las diez cabezas de toros que cuelgan en los laterales. Hay que puntualizar que junto a sus trofeos también se encuentran los conseguidos por su hijo Rubén y lo mismo sucede con las cabezas de toros.


Para pasar una jornada de "arte" nos desplazamos a la finca un grupo de taurinos, compuesto por los matadores de toros José María Montilla y Rafael González "Chiquilín", el becerrista David Gavilán "Fuentes Bocanegra", Luis Molero presidente de la peña "Chiquilín" acompañado del secretario José Villarrubia y los aficionados Manuel Fuentes, Rafael Rodríguez y el que escribe.


Ya en la finca fuimos atendidos estupendamente por el matrimonio y sus hijos que se desvelaron por que nos considerásemos como en casa. Íbamos a compartir unas horas de tertulia, aderezadas con un exquisito perol cordobés, cocinado por Rubén ( quien este año cumple veinte de alternativa). Rubén Cano "El Pireo", fue una de las más firmes esperanzas de la afición cordobesa, que aún recordaba con añoranza a su padre, uno de los más elegantes toreros de la historia.


El arroz como las chuletas a la brasa ( obra de su hermano Manolo) nos supieron a gloria, tanto por lo sabrosas como por el entorno donde dábamos cuenta de ellas. Se notaba que "El Pireo" y su familia estaban encantados con nuestra presencia, ya que se contaron infinidad de anécdotas por parte de todos, haciendo la reunión muy amena y entretenida.
Bien entrada la tarde, cuando el sol se escondía entre el mar de olivos de Montalvo, emprendimos el regreso a Córdoba, cuyas luces se avistaban en el horizonte. Y la familia nos invitó a volver en breve. Buena gente...¡se nota que son cordobeses!.

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