50 AÑOS DE ALTERNATIVA
Aunque considerado de Lora del Rio por
haber transcurrido en esta localidad toda su infancia, Manuel Rodriguez Requena
nació en Carmona, pero sus padres se trasladaron enseguida a este pueblo
ribereño. Hoy, tras cerca de cincuenta años residiendo en nuestra ciudad, se
considera un cordobés mas.
Allí, en Lora del Río, habitaban en unas
chozas que ellos mismos levantaron junto a las alambradas de la finca
“Casariche” , donde pastan los famosos toros de Miura.
Su proximidad con la ganadería y el trato
con los hijos de los mayorales, influye enormemente a despertar en el chaval la
afición a los toros. Así, no es de extrañar, que sea ante las vacas del mítico
hierro la primera vez que da unos muletazos. Fue a la luz de la luna de una
noche de enero de 1950, junto a un grupo de aficionados que venían de los
pueblos limítrofes. A partir de ese momento las correrías nocturnas se hacen
habituales, avisándose unos a otros de las fincas donde es posible entrar de
noche a torear cortando vacas o novillos.
Por fin el 15 de agosto de 1953, vestido de
corto, puede participar en una capea en Fuentes de Andalucía (Sevilla).
Con el traje de luces debuta,
posteriormente, en Antequera (Málaga ), junto al torero americano Jhon Fulton.
Da el salto a Madrid y torea en capeas y
novilladas sin caballos en diversos pueblos de Madrid, Ávila y Guadalajara.
Estando en Madrid, con su compañero de
correrías taurinas Antonio Martín Trujillo, conoce a Rafael Sánchez “El Pipo”,
avispado hombre de asuntos taurinos que les ofrece montar unas novilladas en Palma del
Río junto a un chaval de allí llamado Manuel Benítez y apodado “El Renco”.
A estos festejos suceden otros en Lora del
Río, Écija, Montilla, El Viso de los Pedroches, Andújar y otras localidades del
sur.
Hasta llegar al debut con caballos en el
Coso de Los Tejares de la capital cordobesa, en una novillada mixta con Paco
Raigón y Manuel Benítez apodado ya “El
Cordobés”, que toreó sin caballos.
Tras una cadena de éxitos por plazas de
Andalucía, Murcia y Alicante, hace el paseíllo en Madrid en la plaza de Vista
Alegre (5 de marzo de 1961 ). A su primer novillo, el único que lidió por
resultar cogido grave, en el triángulo de scarpa, al entrar a matar, le cortó
las dos orejas tras una faena valentísima.
Recuperado de los percances, continúa su
racha triunfal y al año siguiente se presenta en la Monumental de Las Ventas (
29 junio 1962 ). Su actuación viene a confirmar su fama de torero valiente,
pues el ganado es difícil y complicado. Su honradez profesional y pundonor le
lleva de nuevo al “hule” al recibir una cornada grave en la pierna izquierda.
Vienen después las plazas de Zaragoza,
Pamplona, Alicante, Almería, Elda, Talavera de la Reina, Arenas de San
Pedro…Una de las cornadas, de las ocho que recibió en su vida profesional, le
mantuvo retirado tres años y medio. Este percance condicionó su carrera, pues
estuvo demasiado tiempo en el dique seco.
La alternativa la recibe de manos de Dámaso Gómez en la plaza de toros
de San Feliú de Guisols, el 5 de septiembre de 1965, siendo testigo Amadeo Dos
Anjos, con ganado de Javier Solís de Casablanca. Como matador de toros continuó
la racha de cornadas, lo que le hizo torear poco. La última que toreó fue en Sarriá
(Lugo) junto a Manuel Benítez “El Cordobés” y Palomo Linares. Esa tarde recibió
otro cornalón de caballo.
Recuperado de este último percance, que le
supuso tres años y medio de convalecencia, y cansado de sufrir, se dedicó a sus
actividades particulares, siendo un aceptable ganadero de bravo durante varios
años.
Actualmente disfruta de una holgada
situación económica. La suerte le ha sido más favorable en sus negocios
particulares que en su profesión de matador de toros.
Manuel Rodríguez, casado felizmente con
Carmen Poyato, lleva afincado en nuestra ciudad cerca de cincuenta años,
sintiéndose, por tanto, un auténtico cordobés.
Admira profundamente a “Manolete”, de quien
oía hablar de niño por la radio. De sus comienzos con Manuel Benítez, surgió
una amistad y una admiración recíproca que aún hoy mantienen estos dos colosos
del toreo.
Si el toro no le respetó, si lo hacen los
estamentos taurinos de toda España.
Con
esa desmedida afición y entrega a los más grande (para él) que es la Fiesta, no
es raro observar que se le tiene en gran estima en todo el planeta taurino.
Gran
torero en la plaza y buena gente en la calle, los compositores Luis Villaseca
Iniesta (música ) y Francisco Villafuerte (letra) le han dedicado un pasodoble
taurino que ensalza sus virtudes como matador de toros. Pasodoble pegadizo con
adecuado ritmo que viene a completar la extensa galería de composiciones
taurinas que amenizan las grandes faenas en los diversos ruedos.
Califa de la Amistad, se le puede definir,
sin caer en la exageración, porque, por
su manera de ser, su amabilidad su gran corazón y su entrega a los demás, creo
que le encaja perfectamente.
Al pedirle que me cuente una anécdota
simpática de su vida, me narra esta:
En aquella época, los chavales que
queríamos ser toreros y andábamos de acá para allá de ganadería en ganadería,
pasábamos mucha hambre. El día que comíamos era como si nos tocara la lotería.
Recuerdo que una mañana que cruzaba el puente de hierro de Lora camino de “La
Cascajosa” para asistir a un tentadero, me agarré a una camioneta y el
conductor me permitió subir detrás. Estaba lleno de perros que comenzaron a
ladrarme. Los pude apaciguar acariciándolos y demostrándoles que no les tenía
miedo.
Cuando ya estaban tranquilos, me fijé que
había una caja enorme. La abrí y estaba llena de polvorones, chorizos, quesos,
pan de higo…Es la primera vez en mi vida que me harté de polvorones.
Rápidamente me metí todo lo que pude en la camisa y me bajé. Esperé en una
sombra a los compañeros que venían andando y ese día comimos todos.
La
Montera y la familia taurina cordobesa, felicita y da la enhorabuena al
admirado y querido matador de toros, entrañable amigo nuestro, a cuyas
cualidades de buen muletero y certero estoqueador que tuvo en su tiempo, hay
que unir la que más ha lucido durante toda su vida: ser una extraordinaria
persona.- L.R.G.