martes, 3 de febrero de 2015

50 AÑOS DE ALTERNATIVA

 MANUEL RODRIGUEZ REQUENA
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Aunque considerado de Lora del Rio por haber transcurrido en esta localidad toda su infancia, Manuel Rodriguez Requena nació en Carmona, pero sus padres se trasladaron enseguida a este pueblo ribereño. Hoy, tras cerca de cincuenta años residiendo en nuestra ciudad, se considera un cordobés mas.
Allí, en Lora del Río, habitaban en unas chozas que ellos mismos levantaron junto a las alambradas de la finca “Casariche” , donde pastan los famosos toros de Miura.
Su proximidad con la ganadería y el trato con los hijos de los mayorales, influye enormemente a despertar en el chaval la afición a los toros. Así, no es de extrañar, que sea ante las vacas del mítico hierro la primera vez que da unos muletazos. Fue a la luz de la luna de una noche de enero de 1950, junto a un grupo de aficionados que venían de los pueblos limítrofes. A partir de ese momento las correrías nocturnas se hacen habituales, avisándose unos a otros de las fincas donde es posible entrar de noche a torear cortando vacas o novillos.
Haga clic en OpcionesTranscurren varios años de peregrinaje por  las diferentes ganaderías, pudiendo participar en pocos tentaderos, pues su fama de saltar alambradas y talanqueras para torear, se había extendido y los ganaderos no le prestan ayuda.
Por fin el 15 de agosto de 1953, vestido de corto, puede participar en una capea en Fuentes de Andalucía (Sevilla).
Con el traje de luces debuta, posteriormente, en Antequera (Málaga ), junto al torero americano Jhon Fulton.
Da el salto a Madrid y torea en capeas y novilladas sin caballos en diversos pueblos de Madrid, Ávila y Guadalajara.
Estando en Madrid, con su compañero de correrías taurinas Antonio Martín Trujillo, conoce a Rafael Sánchez “El Pipo”, avispado hombre de asuntos taurinos que  les ofrece montar unas novilladas en Palma del Río junto a un chaval de allí llamado Manuel Benítez y apodado “El Renco”.
A estos festejos suceden otros en Lora del Río, Écija, Montilla, El Viso de los Pedroches, Andújar y otras localidades del sur.
Hasta llegar al debut con caballos en el Coso de Los Tejares de la capital cordobesa, en una novillada mixta con Paco Raigón y Manuel Benítez apodado ya “El Cordobés”, que toreó sin caballos.
Tras una cadena de éxitos por plazas de Andalucía, Murcia y Alicante, hace el paseíllo en Madrid en la plaza de Vista Alegre (5 de marzo de 1961 ). A su primer novillo, el único que lidió por resultar cogido grave, en el triángulo de scarpa, al entrar a matar, le cortó las dos orejas tras una faena valentísima.
Haga clic en OpcionesEn esta plaza llegó a torear seis tardes, saliendo a hombros en tres, dos es ingresado en la enfermería, y en otras dos se cuelga el cartel de “no hay billetes”.
Recuperado de los percances, continúa su racha triunfal y al año siguiente se presenta en la Monumental de Las Ventas ( 29 junio 1962 ). Su actuación viene a confirmar su fama de torero valiente, pues el ganado es difícil y complicado. Su honradez profesional y pundonor le lleva de nuevo al “hule” al recibir una cornada grave en la pierna izquierda.
Vienen después las plazas de Zaragoza, Pamplona, Alicante, Almería, Elda, Talavera de la Reina, Arenas de San Pedro…Una de las cornadas, de las ocho que recibió en su vida profesional, le mantuvo retirado tres años y medio. Este percance condicionó su carrera, pues estuvo demasiado tiempo en el dique seco.
La alternativa la recibe  de manos de Dámaso Gómez en la plaza de toros de San Feliú de Guisols, el 5 de septiembre de 1965, siendo testigo Amadeo Dos Anjos, con ganado de Javier Solís de Casablanca. Como matador de toros continuó la racha de cornadas, lo que le hizo torear poco. La última que toreó fue en Sarriá (Lugo) junto a Manuel Benítez “El Cordobés” y Palomo Linares. Esa tarde recibió otro cornalón de caballo.
Recuperado de este último percance, que le supuso tres años y medio de convalecencia, y cansado de sufrir, se dedicó a sus actividades particulares, siendo un aceptable ganadero de bravo durante varios años.



Actualmente disfruta de una holgada situación económica. La suerte le ha sido más favorable en sus negocios particulares que en su profesión de matador de toros.

Manuel Rodríguez, casado felizmente con Carmen Poyato, lleva afincado en nuestra ciudad cerca de cincuenta años, sintiéndose, por tanto, un auténtico cordobés.

 Admira profundamente a “Manolete”, de quien oía hablar de niño por la radio. De sus comienzos con Manuel Benítez, surgió una amistad y una admiración recíproca que aún hoy mantienen estos dos colosos del toreo.

Si el toro no le respetó, si lo hacen los estamentos taurinos de toda España.

Con esa desmedida afición y entrega a los más grande (para él) que es la Fiesta, no es raro observar que se le tiene en gran estima en todo el planeta taurino.

Gran torero en la plaza y buena gente en la calle, los compositores Luis Villaseca Iniesta (música ) y Francisco Villafuerte (letra) le han dedicado un pasodoble taurino que ensalza sus virtudes como matador de toros. Pasodoble pegadizo con adecuado ritmo  que viene a completar la extensa galería de composiciones taurinas que amenizan las grandes faenas en los diversos ruedos.

Califa de la Amistad, se le puede definir, sin caer en la exageración, porque,  por su manera de ser, su amabilidad su gran corazón y su entrega a los demás, creo que le encaja perfectamente.



Al pedirle que me cuente una anécdota simpática de su vida, me narra esta:

En aquella época, los chavales que queríamos ser toreros y andábamos de acá para allá de ganadería en ganadería, pasábamos mucha hambre. El día que comíamos era como si nos tocara la lotería. Recuerdo que una mañana que cruzaba el puente de hierro de Lora camino de “La Cascajosa” para asistir a un tentadero, me agarré a una camioneta y el conductor me permitió subir detrás. Estaba lleno de perros que comenzaron a ladrarme. Los pude apaciguar acariciándolos y demostrándoles que no les tenía miedo.
Cuando ya estaban tranquilos, me fijé que había una caja enorme. La abrí y estaba llena de polvorones, chorizos, quesos, pan de higo…Es la primera vez en mi vida que me harté de polvorones. Rápidamente me metí todo lo que pude en la camisa y me bajé. Esperé en una sombra a los compañeros que venían andando y ese día comimos todos.


La Montera y la familia taurina cordobesa, felicita y da la enhorabuena al admirado y querido matador de toros, entrañable amigo nuestro, a cuyas cualidades de buen muletero y certero estoqueador que tuvo en su tiempo, hay que unir la que más ha lucido durante toda su vida: ser una extraordinaria persona.- L.R.G.