miércoles, 2 de octubre de 2013

FERIA DE POZOBLANCO

   TOREROS QUE NO DEFRAUDAN


Ladislao Rodríguez Galán

Plaza: Los Llanos (Pozoblanco). Algo más de media entrada en tarde fresca con rachas de aire. Llovió levemente durante la lidia del tercero.
Ganado: Cuatro toros de Domingo Hernández y dos ( 2º y 3º) de Garcigrande, de la misma casa ganadera.  Bien presentados, nobles pero justos de fuerzas. Al segundo se le premió con la vuelta al ruedo.
Manuel Díaz “El Cordobés”:  estocada (oreja) y pinchazo y estocada (oreja).
Juan José Padilla: estocada trasera y desprendida ( dos orejas tras dos avisos) y  estocada desprendida y cuatro descabellos ( saludos desde el tercio tras petición insuficiente).
David Fandila “El Fandi”:  Estocada ( oreja con petición de la segunda) y  estocada ( dos orejas).
Incidencias: Los tres toreros salieron de la plaza a hombros. El festejo duró más de dos horas y media.


Cuando un presidente pierde los papeles suele echarse por tierra una tarde de toros, sin embargo cuando mantiene firme su decisión, a pesar de una fuerte bronca en contra, la categoría de la plaza sube un entero. Y eso precisamente es lo que ha sucedido esta tarde en Pozoblanco. Toreaba Padilla su primer toro, un animal noble y repetidor, con mucha clase en la muleta, pero que en la pelea con las plazas montadas salió rebotado, en cuando se sintió el hierro, tantas veces como acudió al caballo . 

El animal sirvió para la muleta y no se cansaba de embestir. Padilla, que comenzó su faena brindando al cielo en memoria de “Paquirri”, se echó al suelo de rodillas para comenzar una labor larga, con pases de todas las marcas por ambas manos hasta que llegó la hora de matar y pidió, con gestos al público, el indulto. El respetable, contagiado del deseo del torero solicitó con pañuelos y vocerío un indulto a todas luces inmerecido. Hasta tres veces montó el diestro la espada para arrepentirse y seguir toreando.
 Por eso recibió dos avisos sin entrar a matar. Ahí estuvo el presidente impertérrito honrando el palco, demostrando que sabe de toros y que no es una figura decorativa. El resto se lo pueden imaginar. Cuando el toro rodó se pidieron con fuerza las dos orejas. El toro fue premiado con la vuelta al ruedo, trofeo que igualmente se mereció el presidente.

La tarde había comenzado con una labor muy completa de Manuel Díaz, a pesar de su lucha contra el viento, ante un buen toro que le sirvió de principio a fin, saltos de la rana incluidos y público entregado. De no ser por el puntillero, que levantó al animal en tres ocasiones, hubiera cortado dos orejas. Su segundo enemigo, que recibió un puyazo muy largo, acusó el castigo en la muleta. “El Cordobés” necesita un toro alegre y repetidor, pero aun así consiguió naturales de bella factura.

Padilla, que al igual que sus compañeros no escamoteó esfuerzos, banderilleando en sus dos toros, se encontró con un segundo  toro enorme que no humillaba saliendo distraído de la muleta y parándose algunas veces en mitad del pase. Con un material así no hubo conexión con el tendido que, sin embargo, le reconoció el esfuerzo.



 “El Fandi” por su parte,  también banderilleó a sus dos enemigos, realizó casi toda la labor a su primer toro por la izquierda. El animal escarba antes de embestir, pero toma la muleta humillando y el torero consigue muletazos aceptables.
En el que cerró plaza, vimos a un Fandi más capaz ante otro buen toro. Realizó una faena larga, destacando varias series por la derecha.









FERIA DE POZOBLANCO

   EL REJONEO CIERRA LA FERIA

Ladislao Rodríguez Galán
Ganado: Toros de Torrealta de buena presentación. El primero fue sustituido por un sobrero del mismo hierro que se aplaudió en el arrastre, lo mismo que al segundo. Los cuatro restantes toros sin codicia, distraídos y desentendiéndose de las cabalgaduras.
Pablo Hermoso de Mendoza: rejón (oreja) y rejón trasero de efecto fulminante (oreja).
Diego Ventura: rejón y dos descabellos pie a tierra (oreja) y rejón fulminante (dos orejas).
Manuel Manzanares: medio rejón, pinchazo y rejón contrario con ocho descabellos pie a tierra (palmas tras aviso) y medio rejón, pinchazo y rejón ( ovación con saludos).
Plaza: Los Llanos (Pozoblanco) media entrada en tarde entoldada y fría.
Incidencias: Mendoza y Ventura salieron de la plaza a hombros.




No cerro, precisamente con broche de oro, la feria de Pozoblanco a pesar de las cinco orejas cortadas y de estar anunciados los dos mejores rejoneadores del momento. En algunos pasajes del festejo el desencanto hizo mella en el tendido. Y es que la corrida comenzó mal con un toro que con el primer rejón colocado se echó, hasta dos veces, y luego se reculó en tablas acabando con la paciencia de Pablo Hermoso que hacía lo imposible por sacarlo a los medios. Quizás por la falta evidente de fuerzas o por otro motivo que se nos escapa, el caso es que fue devuelto y en su lugar salió un gran toro. Muy bravo y repetidor que permitió al jinete navarro desarrollar su toreo con lances muy bellos. Mendoza lo templó muy bien de salida y lo embebió en el caballo.  El toro al sentir el primer rejón apretó lo suyo y Pablo Hermoso lo toreo de costado con cambios de ritmo, en la misma cara del animal, levantando el tendido. Hasta cinco banderillas al quiebro colocó rematando la serie con tres banderillas cortas superiores. Faena de mucha enteros que recibió un corto premio. En el cuarto Mendoza puso de salida un rejón muy trasero protestado, después otro al quiebro, aceptable. Pero cuando  estuvo a punto de clavar una banderilla en el albero los pitos del tendido, parece que entonaron al jinete que andaba a medio gas y colocó tres banderillas al quiebro de buena factura. El toro, parado, no acometía al caballo. Tres banderillas cortas y un par más de cortas a dos manos, a toro parado taparon un poco su actuación que resultó no todo lo brillante que se esperaba.

Diego Ventura que clavó dos rejones primeros sin su peculiar espectacularidad, la formó después al torear de costado con el toro  cosido al anca recorriendo así todo el anillo de la plaza. Tras un primer par de banderillas salió del embroque con piruetas muy aplaudidas. Con las cortas a dos manos falló en el primer intento, clavando solo una. Volvió a fallar otra vez, enmendándolo en la siguiente entrada. Al violín colocó tres de las cortas  que enloquecieron a los tendidos. A su segundo, un toro que fue perdiendo interés por el caballo, le enjaretó hasta siete banderillas al quiebro, las tres últimas, de lío gordo. Aún le puso otras tres cortas al violín arriesgando mucho.


Manuel Manzanares tuvo el valor de compartir cartel con dos figurones. El joven rejoneador dejó patente su bisoñez. Está en pleno aprendizaje, por eso es menester que se placee entrando en otros carteles de menos compromiso. Su  actuación, discreta, tuvo destellos de calidad en algunos pasajes. Esta tarde ha recibido el cariño del público. Que ya es bastante.