SEGUNDA CORRIDA
DE FERIA
TOREROS SIN TOROS
L.R.G.
Ganado: toros de Núñez del
Cuvillo, el primero como sobrero, del mismo hierro, en sustitución de uno que
se inválido en un encuentro con el caballo,
del mismo hierro, aceptablemente presentados pero escasos de fuerza y
raza.
Miguel Ángel
Perera: estocada
defectuosa(ovación) y dos pinchazos y media estocada(silencio tras aviso).
Alejandro
Talavante: media
estocada desprendida y descabello (ovación con saludos) y dos pinchazos
(silencio).
David Mora: estocada(oreja) y
dos pinchazos y estocada desprendida (palmas).
Plaza: Los Califas, menos de media entrada, en tarde agradable de
temperatura.
Cuando falla el toro todo se desmorona. El
torero pierde la ilusión y el tendido se mosquea. El encierro de ayer, con
vitola de calidad, quedó en un fiasco por la falta de raza y con las fuerzas
justas. El primero de la tarde, que tenía más tranco, en cuanto vio salir los
piqueros cruzó el ruedo enfilando al caballo y del encontronazo se descordó. A
partir de ahí poco fondo en el ganado y en consecuencia poco que archivar en la
memoria de una tarde más bien gris.
Miguel Angel Perera estuvo muy dispuesto,
con las zapatillas atornilladas en la arena, ante un lote que le dio pocas
opciones, sobre todo el primero, que se fue apagando conforme avanzaba la
faena. En el cuarto optó por seguir pisando terreno arriesgado y así justificó
su labor, salpicada de pases sueltos de calidad, pero sin hilvanar faena.
Talavante comenzó su faena en el centro del
ruedo con pases cambiados por la espalda con el ¡Huy! en el tendido. Una serie
rotunda por el derecho pareció que la cosa prometía, pero enseguida la obra se
vino abajo. Pocos pases limpios y el desánimo prendió en todos. El Quinto fue
un animal carente de todo ante lo único que pudo hacer es estar ahí un rato.
David Mora salvó la tarde, si es que esto
tenía salvación. Por lo menos impidió que el aburrimiento inundara la plaza.
Faena muy alegre con series cargadas de torería por ambas manos. Estuvo el
torero con muchas ganas y aprovechó el engañoso motor del animal para
exprimirlo al máximo. No pudo sin embargo hilvanar más de tres pases seguidos y
la faena no reventó. El toro no daba para más. Naturales y redondos de bella
factura pusieron en sus manos el único trofeo de la tarde. El sexto fue otro
animal soso y sin transmisión. El torero lo intentó pero no había fondo.
Los tres toreros fueron despedidos con gran
ovación.
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