sábado, 15 de diciembre de 2018

CAÑETE NATURALIZA OTRO TORO COMPLETO 


Ladislao Rodríguez Galán
He girado una visita al taller de taxidermia de mi amigo Manuel Cañete, en Almodóvar del Río, que es un consumado maestro en este arte. Su prestigio y categoría ha sobrepasado nuestras fronteras y sus trabajos se encuentran en numerosos puntos de la tierra. Ahora, en plena temporada de caza mayor, casi todo su tiempo lo dedica a los trofeos de venados y jabalís. Pero como apasionado aficionado a la fiesta de los toros, no deja de naturalizar magníficas cabezas de ejemplares de bravo de todos los encastes y pelajes. Raro es el museo taurino de nuestro País que no muestre alguna con su firma.


Siempre que lo visito me sorprende con alguna nueva maravilla que acaba de realizar. Y esta vez ha sido un trabajo espectacular. Ha naturalizado un ejemplar completo del encaste Domecq, que luce de tal manera, que impresiona al primer golpe de vista. Es un negro zaíno de buenas hechuras, con unas buenas defensas. Se encuentra en posición de embestir y a poco que te descuides...se te arranca. Aunque ya han sido varios los ejemplares que ha disecado, a cual más espectacular, nunca dejas de sorprenderte por la expresión que les insufla.


Manuel, un consumado artista, por su amor a los animales, comenzó en la taxidermia a los 18 años. Si bien al principio solo dedicaba su atención a la caza fue a partir de los años ochenta, cuando da el paso y se convierte en un experto en disecar cabezas de toros. Desde entonces, por sus manos, han desfilado los toros que han lidiado los más importantes toreros contemporáneos: Curro Romero, Enrique Ponce, El Cid, Sebastián Castella, “Finito de Córdoba”, Morante de la Puebla, Manuel Díaz “El Cordobés”, “El Juli”, Alejandro Talavante, Julio Benítez, El Fandi, los hermanos Rivera Ordóñez, etc.


De los encastes y las ganaderías, podemos decir lo mismo. De las más importantes, ha disecado cabezas, para los clientes más diversos.
Nos cuenta Cañete que la cabeza que más le sorprendió por su trapío y bella estampa, fue la de un ejemplar de Pablo Romero que se lidió en la corrida homenaje a la Cruz Blanca, en 2005 en Córdoba. Igualmente, otra de la ganadería portuguesa de Murteira Grave, también le impresionó.


“Se tarda unos quince días en disecar una cabeza de toro, y lo más difícil es sacar la expresión de la cara al animal. Te tiene que estar mirando con fijeza y a la vez dulzura. Yo cuido mucho ese detalle. Por eso mi trabajo causa auténtica sensación”.
“Antes- nos dice- se trabajaba con escayola. Lo que hacía los trofeos más pesados y vulnerables a los cambios de temperatura y golpes. Hoy se emplea poliuretano, que es más liviano de peso y mucho más resistente”.


La idea de Manuel Cañete es ampliar el salón que acoge la exposición y añadir estampas taurinas, con figuras completas de toros peleándose, caballos de rejones y de mayorales, etc. Cuando, Manuel tenga culminado su ambicioso proyecto, será el orgullo de toda la provincia.-