EL GANADERO ELISEO MORAN REALIZA EL PRIMER TENTADERO DE LA TEMPORADA CON NOTA ALTA.
Ladislao Rodríguez Galán
Cuatro becerras se han tentado en "La Morantilla" donde pastan las reses del ganadero Eliseo Morán. Ha sido el primer tentadero de esta temporada y tanto ganadero como toreros e invitados coincidieron en la clase de los cuatro animales.
Para participar en el tentadero el ganadero invitó a los matadores de toros "El Guajareño" y Juan Ortega y a alumnos aventajados de la Escuela Taurina de Córdoba. El director artístico de la misma, "Chiquilín" junto con el profesor "El Califa" decidieron que para esta ocasión les acompañases Josué Hidalgo, José Antonio Ortíz y Manuel Román, tres chavales que estuvieron a la altura de las tareas de tentar.
De las cuatro becerras, aunque todas fueron buenas, la máxima nota se la llevó la primera que saltó a la plaza. Fue colosal, brava, noble y repetidora con un pitón izquierdo de ensueño. La paró "el Guajareño" y ya en el capote apuntó la calidad que llevaba dentro. Fue al caballo con alegría hasta cinco veces y en la muleta reventó para excelente. Ni que decir que "El Guajareño" se hartó de torear, pero aún le quedaba dentro mucho más. Así que cuando cedió la franela a Manuel Román, el joven alumno dio un recital de buen toreo. Quieto, con mando, con temple...Aprovechando la clase del animal le enjaretó varias series por ambos pitones, pero sobre todo por el izquierdo, con un torero macizo, rotundo, culminando con un soberbio pase de pecho que nos dejó a todos con la boca abierta. Aquí hay torero, torero, torero. Es un diamante en bruto que hay que cuidar. Y los responsables de la Escuela lo saben.
Las tres becerras restantes, aunque buenas, no alcanzaron la categoría de esta primera. Entraron al caballo con alegría y poder. Juan Ortega, que dentro de unos meses tiene un compromiso gordo en Madrid, anduvo con una facilidad tremenda. Tiene sitio y realizó un toreo pulcro y elegante. En estas becerras alternaron los otros dos alumnos de la Escuela, Josué y José Antonio. El más veterano, el
de Dos Torres, demostró su capacidad y desenvoltura ante el toro. Por su parte José Antonio, a pesar de sufrir un revolcón, no se amedrantó y sacó varias series por ambos pitones de mucha enjundia.
El tentadero concluyó a la hora prevista y el ganadero y su familia habían organizado un almuerzo campero a base de ricas viandas y clásico potaje de garbanzos condimentado por Ana Morán con la inestimable ayuda de Benito Robledo y Antonio Alvarenga.
Fue un día magnífico con un sol radiante y un toreo serio y bueno realizado por dos matadores de toros con mucho oficio y sitio y tres alumnos con una proyección muy esperanzadora.-
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