EJEMPLO DE SOLIDARIDAD CONSTANTE DEL MUNDO ANIMAL
Ladislao Rodríguez Galán
Raro es el día que en el mundo no se produce una catástrofe. Fenómeno que nos inunda de pena y tristeza y sin embargo somos incapaces de percibir la necesidad de quien está a nuestro lado. Con tanta o más urgencia que esas criaturas que por mor de los elementos pierden su hogar e incluso la vida de sus seres más queridos. A todos nos estalla el alma con esas imágenes pero no miramos a nuestro alrededor, o lo hacemos de soslayo, como no queriendo ver la cruda realidad cercana. Ahí también hay dramas. Y casi siempre nuestros hermanos, con la mano extendida, nos piden lo que nos sobre. Y no les hacemos ni puñetero caso. Mundo cruel y sin rumbo cuando no hay caridad.
Afortunadamente hay excepciones y la solidaridad se manifiesta con intensidad en amplios sectores (no en todos los que quisiéramos) de nuestra sociedad. Y la muestran aquellos a los que no les da grima compartir con el más necesitado. Con el que cada día se muere un poco más por no tener lo imprescindible. Esa intensidad de ayuda debería ser más rotunda. Ayudar sin que el prójimo, angustiado por la necesidad, tenga que pasar por la angustia de pedir. Que hermosa actitud.
Si fuéramos más solidarios el mundo cambiaría radicalmente y todos nos beneficiaríamos. Pero la crueldad y pasotismo de algunos gobernantes (en la mente de todos) hacen que esto siga siendo un sin sentido.
En el mundo que nos ha tocado vivir, con tantos cambios a la baja en moral, educación, solidaridad y entrega a los demás, reconforta ver como el mundo animal se sigue rigiendo por sus normas naturales que en nada se han visto perturbadas a través de los siglos. Los animales nos dan ejemplo constantemente a los humanos de solidaridad y caridad para con sus congéneres. Cuántas veces hemos observado en los documentales gestos llenos de sensibilidad y dulzura que nos han hecho reflexionar sobre quién es el animal en este mundo de Dios: si ellos o nosotros, inmersos como estamos en nuestro propio egoísmo.
Las imágenes que les muestro las he rescatado de mi archivo (hace algún tiempo que las capté) pero siguen siendo de rabiosa actualidad y un ejemplo constante. Parece que el tiempo no ha pasado por ellas. En la primera una perra mastín no duda en alimentar a una becerrita brava que fue abandonada por su madre al nacer. El animal acepta de buena gana que le mame y esa tolerancia le hace seguir viviendo. Y en la otra fotografía una vaca brava hace lo propio con dos becerros. Uno suyo y otro huérfano, cuya madre murió al parirlo. Dignos ejemplos a tener en cuenta en un mundo deshumanizado que va cavando su propia tumba a marchas forzadas. Animales que nos siguen dando lecciones de "humanidad" a los humanos.-
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