SEGUNDA Y ÚLTIMA CORRIDA DE TOROS
MORANTE SALE A HOMBROS POR LA PUERTA DE LOS CALIFAS TRAS CORTAR DOS OREJAS AL QUINTO TORO
FINITO Y ROCA REY LOGRAN UNA OREJA DE CADA UNO DE SUS DOS OPONENTES
Ladislao Rodríguez Galán
Plaza: Segunda de Feria. Casi media plaza en tarde calurosa.
Ganado: Seis toros de Juan Pedro Domecq, de desigual presentación y faltos de fuerza pero dejándose hacer los que no se cayeron.
"Finito de Córdoba": estocada (oreja con petición de la segunda y bronca al palco) y estocada (oreja)
"Morante de la Puebla": cuatro pinchazos y estocada caída (pitos) y estocada (dos orejas y salida a hombros).
Rosa Rey: estocada (oreja) y bajonazo (oreja).
Incidencias: Tras el paseíllo las cuadrillas guardaron un minuto de silencio por el fallecimiento del doctor Ramón Vila y de Raúl Arce empleado de la plaza de Los Califas.
Lamentablemente la plaza de toros de Los Califas tiene perdido el norte. Han sido muchos años de golpes a la afición y esta ha acabado por dar la espalda a un espectáculo que cautiva y reaviva pasiones en cuanto que se ponga un poquito de entrega y corazón en lo que se hace. Tanto el cartel de ayer como el de hoy son de auténtico lujo para que no haya habido respuesta del público. No lo entendemos ¿O sí?. Porque viendo lo que hemos visto esta tarde acabamos perdiendo el norte todos. ¿Cómo es posible que "Finito de Córdoba", "Morante de la Puebla" y Roca Rey no hayan colgado el cartel de NO HAY BILLETES? ¿Qué carteles tiene que ofrecer la empresa?.
Y luego el numerito del palco, aunque en su descargo vendría bien recordar que la primera oreja la da el público y este es soberano. La segunda depende del Usía y él también es soberano en su decisión. Hoy ha habido pataleta grande por dejar a Finito sin el segundo trofeo en su primer toro. Nosotros, por cuestión de edad y afición, hemos visto de todo y estamos curados de espanto. Otra cosa es que fuéramos nosotros los responsables del palco ¿Con que rasero mediríamos? ¿Quien tendría razón?. Muy complicado, muy complicado...
Entrando en el festejo en sí, el ganado, con este hierro, se auguraba endeble. Finito recibió a su primero con unas ajustadas verónicas. El toro además dio una voltereta que nos hizo pensar que estaba todo el pescado vendido.
Pero Finito supo mimarlo y cuidarlo hasta que el animal explotó para bien. Con ambas manos llevó al toro muy embebido en la muleta. Fueron muletazos muy largos y de una gran belleza. Remató con trincherillas de mucho sabor y empaque, siempre muy en torero. Nos recordaba al Finito de sus mejores momentos. La plaza estaba con él. La espada entró y la locura. La plaza se llenó de pañuelos y el palco solo concedió una oreja. La bronca fue enorme. A su segundo lo enseño el Fino a embestir. El toro comenzó incierto pero poco a poco lo fue metiendo en la canasta y acabó cuajando una gran faena con pases por ambas manos con mucha hondura. Volvió a entrar el estoque y esta vez la plaza se conformó con un apéndice. Muy bien el Fino toda la tarde. Con ganas y entregado.
Sin embargo Morante, tras un buen saludo capotero, no se dio coba en su primer oponente. No estaba cómodo y como pasa de broncas y demás, se limitó a dar trallazos por acá y por allá hasta que se fue a por la tizona. No se gustó ni él ni el toro. Y el sainete con la espada.
Otra cosa fue en el quinto. Excelente con el capote, con verónicas muy ceñidas terminando con una revolera muy airosa. Dirigió la lidia y cuidó al animal desde el principio. El toro era ideal para Morante y bien que lo aprovechó. Que calidad, que temple, que armonía entre torero y toro. Que despacito toreó. Fueron pases interminables a cámara lenta. Morante en estado puro, toreando a pies juntos. La faena fue subiendo enteros y la plaza seguía hirviendo. Un silencio impresionante precedió a una buena estocada que puso en las manos del sevillano dos orejas y la llave de la puerta grande.
Cerraba el cartel el joven Roca Rey, que no acaba de reventar en Córdoba, que estuvo aseado con el capote y muy espectacular en un quite por chicuelinas. La faena comenzó pegado a las tablas y fue llevando al toro hasta el centro con tandas por ambas manos. Y cuando parecía que tomaría altos vuelos el torero optó por las cercanías, donde se siente muy cómodo, y ahí termino todo. Acabó ahogando al animal que pedía espacio. Oreja barata. En el sexto quiso dar el campanazo y lo recibió con verónicas y chicuelinas muy pintureras. Con la muleta se fue al centro y esperó la embestida desde las tablas para dar un pase cambiado, escalofriante, por la espalda. Enseguida se echó de hinojos y le enjaretó unos redondos de mucha enjundia. Ya incorporado siguió toreando en series por ambas manos jaleadas por el público. Pero a la vez que el toro perdía fuelle
se fue echando encima, en su terreno, y se acabó la conexión. Un feo espadazo puso de nuevo una oreja barata en sus manos. Pero lo que hemos dicho, el público es soberano y la primera oreja es de su patrimonio.
Y con Morante cruzando a hombros la puerta de Los Califas termina esta segunda corrida de la miniferia montada con toda la ilusión y las máximas figuras. Y ante esta cruda realidad es normal que la empresa se pregunte ¿Y el año próximo a quien traemos?.
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