FERIA DE ESPIEL
EXITOSA NOVILLADA SIN PICADORES
Ladislao Rodríguez Galán
Espiel (3-8-2013)
Tras la espantada del empresario que se había comprometido con el Ayuntamiento de Espiel a montar el tradicional festejo de la feria, se corrió por la hermosa localidad serrana el rum-rum de que este año no habría toros. Pero un telefonazo, con el tiempo justo, del Alcalde a la animosa empresa Campo Bravo, y estos dos jóvenes empresarios montan, en un tris tras, una novillada con ganado de garantía y chavales con ganas de ser toreros. A todo esto el corrosivo rumor de que no habría toros, mermó la asistencia de aficionados. Llevamos muchos años cubriendo los festejos de Espiel y siempre se ha defendido el montaje, por eso nos hemos sorprendido por la floja entrada. Y el caso es que todo ha ido correcto, conforme a lo legalmente estipulado, pero el daño ya estaba hecho. La realidad es que los que no han ido se han perdido un espectáculo entretenido con unos novillos de Toros de Plata muy bien presentados, con nobleza, destacando sobre todos ellos el extraordinario tercero, premiado con la vuelta al ruedo.
Analizando lo artístico, el balance ha sido más que positivo. Abría cartel José Antonio Alcalde "El Rubio", espigado alumno de la escuela cordobesa, que se topó con un novillo que si bien acudía a la franela con nobleza, al salir del pase daba un pequeño derrote que afeaba la estética del mismo. La verticalidad del torero, con su sello personal, pudo con la incomodidad y su labor fue premiada con dos orejas, tras necesitar dos medias estocadas. Con la capa muy bien.
Adrián , de la escuela de Baeza, recibió a su oponente con tres largas cambiadas de rodillas. Con la muleta, le faltó un poco de asiento, aunque consiguió pases de mucho gusto cuando se estiró y se olvidó de su integridad física, sin embargo le faltó continuidad. Seis pinchazos precedieron a una estocada. Hubo petición pero todo quedó en ovación.
El mejor novillo, premiado con la vuelta al ruedo, fue un dechado de bondad, bravura y repetición. Pedro Gallego, de Torreperojil, de estar más suelto, le hubiera formado un gazpacho. No obstante gustó su labor en la que consiguió muletazos muy bien enjaretados abrochando su faena rodilla en tierra. Enterró todo el estoque y a sus manos fueron a parar los máximos trofeos.
Cerraba el cartel y el festejo Lázaro Escalona, de Fuengirola, que se encontró otro buen novillo que le permitió el triunfo. Bien con el capote, tras la larga cambiada de recibo, y con las banderillas muy fácil. Con la muleta labor muy animosa con altibajos. Mató de estocada y paseó dos orejas.
Los tres espadas que tocaron pelo salieron de la plaza a hombros.
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