ENTRETENIDO FESTEJO
EN EL VISO DE LOS PEDROCHES
L.R.G.
El Viso (27-7-2013)
Con motivo de las tradicionales ferias y fiestas
en honor de Santa Ana, la localidad cordobesa de El Viso de Los Pedroches ha
celebrado un festival taurino sin caballos. Los encierros de vaquillas por las
calles, que se celebran desde tiempo inmemorial durante todos los días de feria, son el aliciente de estas
fiestas y son muy concurridos por gentes venidas de otras provincias limítrofes
dándole a este bello pueblo serrano un gran ambiente. Igualmente es tradicional
la celebración de un festejo taurino en la plaza portátil que se instala en la
plaza del Ayuntamiento. Desde hace varios años la empresa Campo Bravo se ha
hecho cargo de la organización de este evento.
Así pues, se lidiaron cuatro erales de
Hnos. Hidalgo Rincón Sanz, bravos y
nobles que dieron buen juego. Primero y segundo
con el inconveniente de las fuerzas justas y tercero y cuarto aplaudidos
en el arrastre.
José Antonio Alcalde "El Rubio",
de la Escuela Taurina de Córdoba, se encontró con un animal bravo que repetía
pero con evidente carencia de fuerzas. Lo tuvo que cuidar y a base de templarlo
y mimarlo le sacó pases de calidad muy ovacionados. Para matarlo necesitó de
dos pinchazos ante de colocar una media estocada. Cortó una oreja.
Andrés Pont, de Pepino (Toledo) se echó
rodilla en tierra para recibir a su oponente con una larga cambiada. Después
mucha desconfianza en toda su labor, tanto con el capote como con la muleta.
Mató de estocada, dos descabellos y nuevamente estocada asomando. Como estamos
en feria cortó una oreja.
Fresno Zamora, de Córdoba, disfrutó del mejor novillo del
encierro. Animal noble, con fijeza y humillando. El chico le realizó una faena
aceptable, aunque el novillo pedía más y mejor. De todas maneras puntuó con
nota alta. Tres pinchazos, estocada y cuatro descabellos fueron necesarios para
pasaportar al excelente animal. Paseó una oreja.
La sorpresa de la tarde fue el novel local
Javier Risquez que sorprendió a todos por su naturalidad. Hace apenas un mes
cogió por primera vez capote y muleta y sin embargo dio la sensación de saber
estar ante la cara del novillo, el otro excelente ejemplar de la tarde. Decir
que todo lo hizo bien no sería justo, pero atesora una cualidad que no se puede
aprender: valor y serenidad. El no estar alterado, te permite pensar
en la cara de tu enemigo, lo que ya es un tanto a favor. No le faltó el aliento
constante del paisanaje y el muchacho no defraudó consiguiendo pases de buen
trazo con ambas manos.
Para matar ya fue otro cantar. Ni idea. Al
final el novillo dobló y la locura se desató en la plaza. Dos orejas y salida
triunfal.
En resumen, festejo entretenido, con todos
los matices expuestos, muy del gusto del público.
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